Se distrae con facilidad (ruidos, cosas pequeñas).
Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o juegos.
Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
No sigue instrucciones y no termina tareas escolares o responsabilidades.
Tiene problemas para organizar actividades (pierde cosas, olvidos frecuentes).
Evita o le desagradan las tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
Pierde objetos importantes para actividades (juguetes, libros, lápices).
Se olvida de hacer tareas o actividades cotidianas.
Mueve constantemente las manos, pies o no puede quedarse quieto.
Se levanta del asiento cuando no debe (por ejemplo, en clase).
Tiene dificultad para jugar o participar en actividades tranquilas.
Corre o salta en situaciones inapropiadas (aunque los demás estén sentados o tranquilos).
Contesta antes de que terminen de hacerle una pregunta.
Tiene dificultad para esperar su turno (juegos, fila, conversación).
Interrumpe o se entromete en conversaciones o juegos de otros.
Actúa sin pensar en las consecuencias.
Estar presentes antes de los 12 años.
Ocurrir en más de un entorno (escuela, casa, con amigos).
Interferir significativamente con su vida académica, familiar o social.
Ser persistentes (al menos 6 meses).